La noche de anoche será recordada como uno de los momentos más impactantes en la historia reciente de la WWE. En un combate que parecía imposible, Jey Uso logró lo impensable: destronar a Gunther, el campeón que había dominado la escena durante más de 600 días. Pero eso no fue todo. La sorpresa más grande llegó cuando, en medio de la celebración, Roman Reigns hizo su regreso triunfal, alterando el curso de todo el Universo WWE.

El combate entre Jey Uso y Gunther fue una guerra total. Desde el primer minuto, ambos luchadores lo dieron todo en el ring, combinando fuerza bruta, técnica y emoción. Gunther, conocido por su resistencia y su estilo físico implacable, parecía tener la ventaja durante gran parte del combate. Pero Jey Uso, impulsado por la pasión y la ovación del público, encontró una segunda energía que lo llevó a conectar su Superkick y rematar con un “Uso Splash” perfecto para la cuenta de tres.
La arena estalló. Jey Uso, por fin, tenía su momento en la cima. Pero la celebración no duró mucho. Las luces se apagaron. El sonido del trono tribal llenó el estadio. Y ahí estaba: Roman Reigns, regresando después de meses de ausencia, con una mirada fría y determinada.
Sin decir una palabra, Reigns subió al ring, se encaró con Jey, y todo el mundo contuvo el aliento. ¿Fue un regreso para apoyar a su primo? ¿O para reclamar lo que él considera suyo por derecho? La tensión entre ambos era palpable, y los fans ya están especulando con un enfrentamiento épico entre los dos miembros más poderosos de la familia Anoa’i.
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