La noche de RAW fue una auténtica locura. Nadie lo vio venir. En uno de los combates más intensos del año, Jey Uso logró lo imposible: derrotar a Gunther, el dominante campeón que parecía invencible. Pero lo que vino después dejó a toda la arena —y al mundo entero— sin aliento.

Desde el primer minuto, el combate fue una guerra. Gunther, conocido por su brutalidad técnica y su imponente presencia física, controló gran parte del encuentro. Pero Jey, con su agilidad, corazón samoano y el apoyo del universo WWE, resistió todo. Incluso después de varios powerbombs y chops demoledores, Jey se negó a quedarse en la lona.

En los últimos segundos, tras un contraataque sorpresivo y un superkick perfectamente conectado, Jey logró aplicar un Uso Splash desde la tercera cuerda… ¡1, 2, 3! El estadio explotó. Nadie lo podía creer: Gunther había sido vencido limpiamente.
Pero la celebración duró poco.
¡La música de Roman Reigns sonó y el ambiente se congeló! El “Tribal Chief” no tardó en aparecer, caminando lentamente hacia el ring con una mirada llena de furia. Sin decir una palabra, atacó brutalmente a Jey, descargando meses de tensión familiar en cada golpe. Superman Punch. Spear. Ground and pound. El mensaje fue claro: “Nadie humilla a la Bloodline… sin pagar el precio.”
Mientras Roman levantaba las manos sobre el cuerpo caído de su primo, el universo WWE quedó dividido: ¿fue un acto de traición… o de liderazgo? ¿Está Roman perdiendo el control… o simplemente protegiendo el legado?
Lo cierto es que lo que pasó en RAW no fue solo una victoria para Jey Uso… fue una declaración de guerra, y las consecuencias podrían cambiar el rumbo de toda la WWE.
🔻 ¿Qué pasará ahora con Jey? ¿Gunther buscará venganza? ¿Roman ha cruzado una línea sin retorno?
Los próximos episodios prometen ser históricos.