La WWE vivió uno de sus momentos más impactantes y caóticos de los últimos tiempos. En una noche cargada de emoción, traición y sorpresas, Jey Uso acabó con el legendario reinado de Gunther, mientras que Roman Reigns hizo su regreso más oscuro y violento hasta la fecha.
Todo comenzó cuando Jey Uso, uno de los luchadores más queridos por el público, se enfrentó a Gunther, quien llevaba meses dominando como Campeón Intercontinental. Pocos creían que alguien podría arrebatarle el título, pero Jey demostró que estaba listo para hacer historia. Con una combinación de velocidad, estrategia y pura determinación, Jey logró lo impensable: derrotar al invencible Gunther en el centro del ring, poniendo fin a uno de los reinados más largos y temidos en la historia reciente de WWE.
Sin embargo, la celebración duró poco.
Justo cuando Jey levantaba el título con lágrimas en los ojos, las luces del estadio se apagaron… y el rugido familiar del “Tribal Chief” estremeció a toda la arena. Roman Reigns apareció, no como el líder carismático que conocíamos, sino como un guerrero sediento de venganza. Con una mirada fría y una energía intimidante, Reigns irrumpió en el ring y atacó brutalmente a Jey Uso, dejando en claro que su regreso no era para reconciliaciones, sino para ajustar cuentas.
Con cada golpe, cada spear y cada palabra dicha al oído de su antiguo aliado, Roman demostró que no había vuelto por un simple combate: había regresado para recuperar su trono y castigar a los que lo traicionaron.
Las redes sociales explotaron con reacciones de fans impactados, y el video del regreso de Reigns ya acumula millones de vistas en cuestión de horas. Muchos se preguntan: ¿qué sigue para Jey Uso? ¿Volverá Roman a dominar como antes? ¿Se avecina una guerra civil en la familia Anoa’i?
Lo único cierto es que la WWE ya no será la misma.
